Obra espástica reúne tres piezas que, por complicidad o displicencia, se organizan en serie y parecen complotadas.
De reconocida trayectoria como actriz y directora en la escena local, Mariana Chaud logra cristalizar en su dramaturgia -sin apuestas exageradas ni formulas repetidas- una escritura singular y renovadora que capitaliza el goce de la lectura.
Una reescritura del Ubú Rey de Alfred Jarry bajo la propia axiomática jarryana, una historia de amor inter-clases florecida alrededor del libro El horticultor autosuficiente, un drama familiar de dos generaciones narrado en dos tiempos simultáneos y disímiles entre un camarote y la vida en una casa-quinta suburbana, componen el mapa general de estas obras. Con notable sensibilidad y humor los textos indagan los afectos, las pasiones y los efectos que cada una de esas dimensiones inscribe en el lenguaje.
Los imaginarios de una dramaturgia pueden inventar formas y rasguñar al teatro como un lenguaje compacto. Producir mudanzas y efectos de desplazamiento. El hecho de desentenderse de una pretendida unidad estilística y una moral fija, hace de Mariana Chaud una artista de los espasmos, como una fuerza de contracción involuntaria que tiende siempre a la expansión.
Obra espástica reúne tres piezas que, por complicidad o displicencia, se organizan en serie y parecen complotadas.
De reconocida trayectoria como actriz y directora en la escena local, Mariana Chaud logra cristalizar en su dramaturgia -sin apuestas exageradas ni formulas repetidas- una escritura singular y renovadora que capitaliza el goce de la lectura.
Una reescritura del Ubú Rey de Alfred Jarry bajo la propia axiomática jarryana, una historia de amor inter-clases florecida alrededor del libro El horticultor autosuficiente, un drama familiar de dos generaciones narrado en dos tiempos simultáneos y disímiles entre un camarote y la vida en una casa-quinta suburbana, componen el mapa general de estas obras. Con notable sensibilidad y humor los textos indagan los afectos, las pasiones y los efectos que cada una de esas dimensiones inscribe en el lenguaje.
Los imaginarios de una dramaturgia pueden inventar formas y rasguñar al teatro como un lenguaje compacto. Producir mudanzas y efectos de desplazamiento. El hecho de desentenderse de una pretendida unidad estilística y una moral fija, hace de Mariana Chaud una artista de los espasmos, como una fuerza de contracción involuntaria que tiende siempre a la expansión.
